El grupo del bioquímico asturiano diseña un fármaco que bloquea el envejecimiento patológico en ratones mutados
El equipo del bioquímico asturiano Carlos López-Otín rompe
constantemente fronteras del conocimiento que él mismo ha fijado con
anterioridad. El éxito en la investigación de la progeria, una
enfermedad rara que provoca un envejecimiento prematuro acelerado, es
uno de los mejores ejemplos. Sus ensayos ya han logrado localizar
mutaciones genéticas que explican alguna de las variantes de la
enfermedad y ha probado incluso tratamientos que dieron resultado en
ratones. Ahora el grupo de Otín acaba de descubrir una terapia capaz de
bloquear el defecto genético responsable del envejecimiento acelerado
característico del síndrome de Hutchinson-Gilford, que afecta a una de
cada 4 millones de personas.
Esta es la principal conclusión de un
estudio que publican en la revista Science Translational Medicine
científicos del Instituto de Oncología de la Universidad de Oviedo, en
colaboración con el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares,
el Instituto Asturiano de Odontología y la Universidad de Marsella. Sus
autores argumentan que representa “un avance fundamental” en la
búsqueda de tratamientos para las enfermedades responsables del
envejecimiento prematuro.
¿Qué aporta de nuevo este ensayo con
respecto a los publicados en los años 2008 y 2010? López-Otín explicó
que en estudios previos el grupo que él dirige en la Universidad de
Oviedo había demostrado que el envejecimiento acelerado en pacientes con
el síndrome de Hutchinson-Gilford puede atenuarse mediante una
combinación de estatinas (grupo de fármacos usados para disminuir el
colesterol) y aminobisfosfonatos (medicamentos utilizados para dolencias
óseas). En esas investigaciones se había constatado que ambos fármacos
actuaban de forma combinada bloqueando la acumulación de la forma más
tóxica de progerina, proteína producida por el defecto genético del
síndrome Hutchinson-Gilford. Esta combinación se está aplicando en dos
ensayos clínicos con pacientes, en Europa y Estados Unidos.
Pese a
estos adelantos, los modelos animales existentes hasta ahora no tenían
exactamente el mismo defecto genético que los pacientes y, por lo tanto,
no permitían ensayar tratamientos dirigidos a actuar directamente sobre
ese defecto. Ahora, los investigadores han creado ratones modificados
genéticamente que portan la versión mutante del gen Lmna capaz de
producir progerina y que muestran los mismos síntomas que los pacientes
de Hutchinson-Gilford, por lo que se han podido emplear para ensayar
tratamientos más específicos.
El tratamiento que ha dado mejores
resultados está basado en el empleo de oligonucleótidos antisentido,
moléculas de ADN sintético complementario a la región mutada del gen
Lmna y que permiten bloquear la producción de progerina. Los ratones
tratados mejoraron todos los síntomas asociados al envejecimiento
acelerado, hasta casi duplicar su esperanza de vida. Esto constituye un
paso hacia el desarrollo de un ensayo clínico en pacientes.
Los
síndromes de envejecimiento acelerado son enfermedades raras
caracterizadas por la aparición precoz de una serie de síntomas
normalmente asociados a edades avanzadas, como la alopecia, ausencia de
grasa subcutánea, osteoporosis o los defectos cardiovasculares, han
señalado Carlos López-Otín, catedrático de Bioquímica y Biología
Molecular, y Fernando García-Osorio, estudiante de doctorado y primer
firmante del artículo.
El estudio de estos síndromes presenta un
interés biológico extraordinario, además de por conducir a posibles
tratamientos de estas enfermedades raras, por “las claves” que pueden
proporcionar acerca del envejecimiento normal y por la posibilidad de
ensayar aproximaciones dirigidas a paliar o retrasar sus efectos.
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