La enfermedad de Fabry es una enfermedad genética extremadamente rara, se cree que afecta a 1/117.000 nacidos vivos, que se incluye dentro del grupo de enfermedades metabólicas hereditarias de depósito lisosomal. Los lisosomas son estructuras de las células que funcionan como las unidades digestivas elementales.
Esta enfermedad está causada por el déficit de alfa galactosidasa A (gal A), enzima (sustancia protéica capaz de activar una reacción química del organismo) lisosomal, presente en muchos tipos de células del organismo, implicada en la rotura de la globotriaosilceramida (Gb3). En la enfermedad de Fabry, la enzima gal A esta parcial o totalmente inactiva. El resultado es que la Gb3 se acumula en las células del organismo y altera las funciones de diferentes órganos diana, siendo riñones, corazón, sistema nervioso y piel, los más afectados.
La tríada clínica característica que define la enfermedad de Fabry es neuropatía (término general para las afecciones nerviosas) distal (más alejado de un centro tronco o línea media) dolorosa, angioqueratomas (verrugas decoloradas en la piel, que se agrupan en forma de racimos), e hipohidrosis (disminución o ausencia de sudoración).
La enfermedad de Fabry, fue descrita por primera vez, en 1898, por el dermatólogo alemán Johannes Fabry y el inglés William Anderson. 116 Enfermedades Endocrinas, Nutritivas, Metabólicas y Transtornos de la Inmunidad Clínicamente el primer síntoma suele ser el dolor, en forma de crisis agudas y lacerantes de dolor abdominal difuso, refractario al tratamiento, que pueden duran 2 ó 3 semanas o incluso más y desaparecer bruscamente. Las crisis dolorosas pueden desencadenarse por fiebre, fatiga, ejercicio, estrés, o cambios de temperatura. Estas crisis son más comunes en la infancia y una vez que el paciente alcanza la edad adulta, dichas crisis pueden llegar a desaparecer, o por el contrario, el dolor puede agravarse a medida que pasan los años.
Se han descrito dos formas clínicas de la enfermedad: la forma clásica, que aparece en el 90-95% de los casos, en la cual no existe actividad enzimática y presenta evolución progresiva con acroparestesias, angioqueratoma y afectación de los órganos diana por acúmulo de gb3 y una forma poco frecuente que aparece a partir de los 45 años en la cual existe una actividad enzimática residual, por lo que no se produce acúmulo de gb3 y en la que el órgano principalmente afectado es el corazón, sin existir afectación renal. Sin embargo, la evidencia clínica es que no existen dos formas clínicas separadas sino un espectro clínico continuado, pudiéndose presentar con grado de severidad variable las siguientes manifestaciones clínicas: - Alteraciones en la piel, en forma de angioqueratomas difusos, son muy características, aunque no de obligada aparición. Las presentan los pacientes jóvenes, de unos 10-20 años. Las lesiones aparecen con preferencia en los flancos, región infra umbilical y genitales. Puede acompañarse de una facies típica, caracterizada por cara basta, con cejas prominentes. - Alteraciones oculares: córnea vertiginata (nebulosa corneal excéntrica) y alteraciones de los vasos de la retina. - Alteraciones viscerales: alrededor de los veinte años de edad, debido a la acumulación de la Gb3, se producen alteraciones en diferentes órganos, siendo las primeras manifestaciones de las mismas: la alteración de la función renal o cardiaca; a medida que la función renal se deteriora, se produce un fracaso renal; por lo que muchos pacientes requieren diálisis, e incluso transplante renal. Como ejemplo de alteraciones cardiacas se incluyen, arritmias, cardiomegalia (aumento del tamaño del corazón), insuficiencia mitral, infarto agudo de miocardio, cardiomiopatía hipertrófica (engrosamiento de las paredes del corazón), etc. - Alteraciones del sistema nervioso central (sistema formado por el encéfalo y la médula espinal): vértigo, tinnitus (repiqueteo percibido en uno o ambos oídos), cefalea (dolor de cabeza), disminución de la audición, ictus (accidente cerebro vascular agudo), alteraciones cognitivas y de la memoria, dificultad para el aprendizaje, depresión, intentos de suicidio, pudiendo llegar incluso a la demencia (disminución irreversible de la facultad mental). - Otros síntomas asociados con la enfermedad de Fabry son: bronquitis crónica y dificultad para respirar, calambres en las piernas, diarrea ocasional, osteoporosis (desmineralización esquelética generalizada), crecimiento y pubertad retardados. Aunque la enfermedad de Fabry ha sido descrita sobre todo en hombres, se sabe que un significativo porcentaje de mujeres sufren los mismos síntomas que los hombres. El diagnóstico es muy difícil, ya que la mayoría de sus síntomas son inespecíficos, pudiendo confundirse con muchas enfermedades, debiendo hacerse diagnóstico diferencial con: fiebre reumática, colitis ulcerosa, Raynaud, gota, encefalitis diseminada y Churg Straus entre otras enfermedades. El diagnóstico de sospecha basado en la clínica, se confirma con la determinación de la actividad de la enzima gal A en sangre o en piel. Los pacientes con Enfermedad de Fabry presentan una mala calidad de vida y suelen fallecer en la cuarta década de la vida. El tratamiento específico para la enfermedad, es el tratamiento sustitutivo, que consiste en suministrar la enzima deficitaria gal A por vía endovenosa de forma periódica, con lo que se consigue eliminar el acúmulo de gb3.
Se hereda como un rasgo dominante, ligado al cromosoma X. El gen que controla la gal A se conoce desde hace unos 10 años, se localiza en el brazo largo del cromosoma X (Xq22.1). Existen más de Enfermedades Endocrinas, Nutritivas, Metabólicas y Transtornos de la Inmunidad 117 160 mutaciones descritas, de las cuales el 76% es una simple sustitución de nucleótidos. No se aprecia correlación entre la expresión genotípica y la expresión fenotípica de la enfermedad, siendo tanta la variabilidad genética de unos casos a otros, que se podría decir que cada familia tiene su propia mutación.
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