La osteogénesis imperfecta es una enfermedad muy rara hereditaria del desarrollo de los huesos, que se
caracteriza por osteopenia (escasez de tejido óseo), fracturas múltiples y deformidades esqueléticas. Es el síndrome osteoporótico (que produce osteoporosis, desmineralización esquelética generalizada) de mayor prevalencia (número de casos de una enfermedad en una población) en la infancia, con una frecuencia de entre 1/30.000 a 1/60.000 nacidos vivos en función de la forma clínica. Afecta a ambos sexos y no se ha descrito predilección étnica.
La causa parece ser debida a una alteración en la síntesis del colágeno I, al nivel de las cadenas alfa, con alteraciones en los diferentes tipos de aminoácidos que participan en su síntesis, se ha identificado el defecto genético en los genes COL1A1 y COL1A2 que codifican el colágeno I, localizados en el brazo largo del cromosoma 17 (17q21.31-q22) y en el brazo largo del cromosoma 7 (7q22.1). Es un síndrome de expresión clínica muy variable, que se relaciona con diferentes alteraciones genéticas y patrones de herencia, en función de las cuales se distinguen 4 variedades o formas clínicas: a.- Tipo I: Se conoce también como enfermedad de Lobstein, síndrome de Van der Hoeve, enfermedad de Adair Dighton, o enfermedad de Ekman Lobstein.
Descrita por primera vez en 1833 por Jean F. Lobstein en un adulto. Es la forma más común y leve, afecta a 1/30.000 nacidos vivos, se caracteriza por fragilidad ósea excesiva, escleróticas de coloración azul oscuro, e hipoacusia de conducción, que se manifiesta desde la adolescencia, siendo rara su aparición antes de la primera década de la vida. Puede manifestarse en cualquier periodo de la vida; alrededor del 10% de los lactantes afectados presentan ya algunas fracturas desde el nacimiento. Presentan talla corta y deformidades múltiples, siendo la s más frecuentes: arqueamiento sobre todo de extremidades inferiores, genu valgo (piernas en forma de X), pies planos, con metatarso varo (desviación del metatarso hacia adentro), cifoescoliosis (combinación de cifosis, curvatura anormal en sentido antero posterior de la columna vertebral y escoliosis, curvatura anormal en sentido lateral) progresiva; aparece hiperlaxitud sobre todo en pequeñas articulaciones, que va haciéndose menos marcada en los adultos; según crecen disminuye la hiperlaxitud y la frecuencia de fracturas, que en las mujeres vuelve a aumentar alrededor de la menopausia, la alteración de la audición se manifiesta progresivamente con la edad, que es constante alrededor de los 40 años. Pueden asociar dentinogénesis imperfecta.
El estudio radiológico demuestra osteoporosis generalizada, vértebras en forma de pez y deformidades fundamentalmente debidas a angulación en los puntos de fracturas antiguas, aunque existen también arqueamiento en fémur, tibia y peroné y deformidades en los huesos de los pies. Existe un defecto en la síntesis del colágeno que afecta al procolágeno tipo I, por alteración de las cadenas alfa debida a una alteración en la glicina, que se manifiesta en cultivos de fibroblastos cutáneos. Se hereda como un rasgo genético autosómico dominante. b.- Tipo II: también conocido como variedad letal con huesos arrugados o enfermedad de Vrolik, afecta a 1/60.000 nacidos vivos si bien el 50% de los fetos mueren intraútero. Se caracteriza por bajo peso y talla al nacimiento, fracturas múltiples que pueden estar presentes desde la etapa intrauterina, huesos largos arrugados y costillas arrosariadas, con deformidades que afectan al macizo cráneo facial, presentando un cráneo blando con islotes óseos palpables, hipotelorismo (disminución de la separación de los ojos) y nariz picuda. Las extremidades son muy cortas, arqueadas y deformes con muslos anchos en ángulo recto con el tronco. La piel es fina, frágil y en ocasiones se desgarra durante el parto, lo que resulta de utilidad para el diagnóstico. En los estudios radiológicos se demuestra osteoporosis difusa cráneo facial, costillas arrosariadas y una deformidad característica de los huesos largos que aparecen arrugados en forma de acordeón.
El defecto en la síntesis del colágeno, similar al del tipo I afecta a los aminoácidos cisteína y argiina en lugar de glicina y se manifiesta en cultivos de fibroblastos cutáneos. Se hereda como un rasgo genético autosómico recesivo. c.- Tipo III: afecta fundamentalmente al recién nacido o lactante pequeño y no suelen fallecer antes
de alcanzar la edad adulta. Clínicamente son similares al tipo I aunque la coloración azul de las escleróticas,
presente al nacimiento o en los primeros años de la vida, va disminuyendo con la edad. Cursan además de con fracturas múltiples presentes desde el nacimiento, con importantes deformidades progresivas como rasgo más característico; no suele asociarse a alteraciones de la audición. Se hereda como un rasgo genético autosómico recesivo o excepcionalmente dominante. d.- Tipo IV: similar en cuanto a las manifestaciones fenotípicas a la tipo I, pero con sin escleróticas azules. Se hereda como un rasgo genético autosómico dominante. El diagnóstico es fundamentalmente clínico, se complementa con pruebas bioquímicas que ponen
de manifiesto una actividad de la fosfatasa alcalina sérica normal o elevada y los estudios radiológicos. Ante el hallazgo radiológico de fracturas múltiples, debe hacerse diagnóstico diferencial con el maltrato infantil, déficit nutricionales, neoplasias asociadas y otros síndromes hereditarios: síndrome de Ehlers Danlos, condrodisplasias e hipofosfatasia, homocistuniria y enfermedad celíaca. No existe un diagnóstico prenatal fiable para todos los tipos de osteogénesis imperfecta, si bien la práctica de ecografía, radiografía y estudios bioquímicos fetales puede resultar de ayuda para el diagnóstico de los casos más graves. Es posible la realización de consejo genético en las familias con historia familiar positiva. El pronóstico de la osteogénesis imperfecta varía en función de la forma clínica; la aparición de fracturas neonatales no condiciona un peor pronóstico en cuanto a deformidad o discapacidad. El tipo II es la forma más grave, ya que suelen fallecer en los primeros meses de vida por complicaciones cardiorespiratorias. No existe un tratamiento curativo de la enfermedad. El tratamiento se centra en la prevención de la osteoporosis y las fracturas patológicas y en la
corrección de las deformidades, mediante fisioterapia y la mayoría de las veces mediante intervenciones quirúrgicas.
En el manejo del recién nacido afectado se aconseja evitar las superficies de apoyo blandas y se recomienda el uso de colchón y almohadas duras, así como una movilización y manipulación extremadamente cuidadosas, especialmente durante la higiene. En cuanto a las posibilidades de prevención de la osteoporosis con medicación, no se ha contrastado científicamente e independientemente de la edad, la utilidad de los suplementos de vitamina C, calcio, flúor, óxido de magnesio ni de tratamiento con esteroides anabólicos, calcitonina y fluoruros. Se han utilizado con diferente éxito ciertos bifosfonatos, ya que inhiben la reabsorción ósea. Sobrepasado el periodo neonatal el tratamiento se basa en la inmovilización de las fracturas y la ortopedia y cirugía correctoras.
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