La cistinosis es una enfermedad metabólica caracterizada por la
acumulación de cistina en el interior de los lisosomas de los diferentes
órganos y tejidos, producido por un defecto en el transporte de salida
de cistina de los lisosomas. La prevalencia se estima en 1/200.000. Se
han descrito tres formas clínicas de cistinosis (infantil, juvenil y
ocular), dependiendo de la edad de aparición y la gravedad de los
síntomas. En su forma infantil (la más común) los primeros signos
clínicos aparecen después de los tres meses de edad, con un síndrome
poliúrico-polidípsico y un retraso marcado en el desarrollo
pondero-estatural, secundario a la alteración generalizada de la
capacidad de reabsorción de los túbulos proximales (síndrome de
Toni-Debré-Fanconi), con graves alteraciones del equilibrio
hidroelectrolítico.
Los depósitos de cistina en diversos órganos
provocan hipotiroidismo, diabetes insulinodependiente,
hepatoesplenomegalia con hipertensión portal, afectación muscular y
cerebral. La afectación ocular, causada por los depósitos de cistina en
la córnea y la conjuntiva, provoca lagrimeo y fotofobia. La enfermedad
evoluciona progresivamente hacia la una insuficiencia renal después de
los 6 años de edad. Los primeros síntomas de cistinosis juvenil suelen
aparecer alrededor de los 8 años de edad, configurando un cuadro clínico
intermedio que desemboca en nefropatía terminal después de los 15 años
de edad. Por último, la forma ocular se observa en adultos,
habitualmente asintomáticos y que pueden presentar fotofobia únicamente.
La cistinosis es una enfermedad autosómica recesiva. El gen causante, CTNS
(12 exones), se encuentra en el cromosoma 17p13 y codifica la
cistinosina, una proteína de 367 aminoácidos de la membrana lisosómica.
Se han detectado mutaciones en este gen en pacientes de todas las formas
clínicas de la enfermedad. La mutación más frecuente es una deleción de
57 kb detectada en el 60% o 70% de los pacientes del norte de Europa.
Se han descrito aproximadamente 80 mutaciones diferentes, algunas de las
cuales se han detectado en individuos de diferentes orígenes
geográficos. El diagnóstico de cistinosis se confirma mediante la
determinación del contenido de cistina en los leucocitos. Se puede
obtener un diagnóstico prenatal mediante el análisis genético en
familias con un niño previamente afectado, o mediante la medición de la
incorporación de cistina marcada con 35S en los cultivos de fibroblastos
del líquido amniótico o de muestras de células trofoblásticas.
El
tratamiento consiste en la administración de electrolitos y suplementos
vitamínicos, indometacina, que mejora la situación global y el
crecimiento del paciente, y cisteamina, que disminuye la concentración
de cistina intraleucocitaria y, por tanto, retarda la progresión a
insuficiencia renal. La enfermedad no recurre en el trasplante renal.
Fuente: orpha.net
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