sábado, 4 de mayo de 2013

Coroideremia

La coroideremia (CHM) es una distrofia coriorretiniana ligada al X caracterizada por una degeneración progresiva de la coroides, el epitelio pigmentario de la retina (EPR) y la retina.

Su prevalencia se estima en 1/50.000-1/100.000.

Los hombres afectados experimentan nictalopía en la primera y segunda década de vida seguida por una constricción del campo visual periférico que progresa desde escotomas anulares a pérdida concéntrica del campo visual. El deterioro en la agudeza visual se nota finalmente a mediados de la edad adulta. En paralelo, se observan cambios en el fondo del ojo que consisten inicialmente en un punteado pigmentado y áreas focales de la atrofia de la coroides en la zona ecuatorial del fondo del ojo. En la etapa final, se dan importantes cambios degenerativos del EPR con vestigios de la vasculatura coroidea evidentes en la mácula, lejos de la retina periférica, y cerca del disco óptico. En los estados avanzados, la esclerótica se hace visible en el examen del fondo de ojo en las áreas con atrofia total de la coroides y del EPR. Las mujeres portadoras normalmente no presentan ninguna deficiencia visual grave, pero pueden mostrar anomalías visibles en el fondo del ojo como cambios de pigmentación en la periferia muy parecidos al característico moteado fino de las etapas iniciales en varones.

La CHM está causada por mutaciones en el gen 
CHM ligado al X que codifica para la proteína REP-1, GTPasa ligada a Ras. La REP-1 es esencial en la activación post-traduccional y en la localización subcelular de las proteínas de unión a GTP Rab, que controlan el tráfico de vesículas en vías secretoras y endocíticas. Las mutaciones en CHM dan lugar a un deterioro en la asociación de proteínas Rab con las membranas donadoras, lo que conduce a la muerte celular.

El diagnóstico clínico se base en el aspecto característico del fondo de ojo, la deficiente adaptación a la oscuridad, la pérdida del campo visual periférico, un patrón de electrorretinograma de degeneración de bastones y conos, y una historia familiar consistente con una herencia ligada al X. El diagnóstico genético de la CHM incluye análisis de ARNm y ADN del gen 
CHM para detectar mutaciones puntuales, deleciones que impliquen a exones múltiples o únicos y, en casos raros, reordenamientos genómicos.

El diagnóstico diferencial incluye: retinosis pigmentaria (RP), síndrome de Usher tipo 1, y atrofia girada de la coroides y de la retina (consulte estos términos) La RP ligada al X se distingue de la CHM por la migración del pigmento en la retina. Sin embargo, la atrofia de la retina y la coriocapilar, que deja áreas vacías de esclera, está solo presente en la CHM. El síndrome Usher tipo 1 se distingue de la CHM por las áreas festoneadas de degeneración coriorretiniana significativa que son sólo típicas de la CHM. Además, la sordera profunda y los problemas vestibulares son muy poco habituales en los casos de CHM. La atrofia girada se distingue de la CHM por la elevada concentración de plasma de ornitina.

Es posible realizar tanto una prueba genética a las mujeres de la familia con riesgo de ser portadoras como el diagnóstico prenatal en embarazos de alto riesgo si la mutación ha sido identificada en un familiar afectado.

La CHM se hereda ligada al X, por lo que una mujer portadora tiene el 50% de probabilidad de trasmitir la mutación a sus descendientes.

Su manejo incluye exámenes oftalmológicos periódicos para monitorizar la progresión de la CHM o la aparición de cataratas, y el uso de gafas de sol que bloqueen la radiación UV. Actualmente no hay tratamiento disponible, pero se está desarrollando un ensayo clínico para la terapia genética.

La enfermedad tiene un desarrollo progresivo que conduce a una grave reducción de la agudeza visual.
Revisores expertos
·         Dr Carmen AYUSO GARCÍA
·         Dr M. LOPEZ MARTINEZ
·         Dr José María MILLÁN SALVADOR
·         Dr M. PERAITA
·         Dr Rosa RIVEIRO-ALVAREZ
Dr María José TRUJILLO TIEBAS

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