sábado, 15 de diciembre de 2012

Enfermedades raras en el cine

Uno de los objetivos de esta revista es promover el uso del cine como elemento educativo en  el campo de   la salud, tanto para profesionales y estudiantes, como para la población en general. En este aspecto diferentes películas tienen un gran valor y una enorme potencialidad educativa. Su utilización hay que hacerla bajo la premisa de que el cine no es ciencia y que las películas no son libros o publicaciones científicas. Los elementos científicos que aparecen en una cinta lo hacen en aras de un guión. Por eso no son extrañas las exageraciones y las falsedades. En este número se pone de manifiesto que diversas escenas y secuencias de películas son muy útiles, y así lo valoran los estudiantes, a la hora de conocer aspectos de la adicción a diversas actividades y sustancias. El autor de este artículo fundamenta su experiencia en que las adicciones, aun siendo frecuentes, están lejos de ser conocidas directamente por los alumnos de los últimos cursos de Medicina. Una correcta selección de películas permitió que los estudiantes conocieran aspectos de la adicción a la heroína, sexo, juego, alcohol y televisión.

Aplicando este criterio, el cine sería de gran valor para favorecer el conocimiento de enfermedades lejanas a la práctica médica habitual. A este grupo de procesos se le conoce como enfermedades raras, que se definen como aquellas que tienen una incidencia menor al 5 por 10.000 de la población2. Hay más de 5.000 enfermedades raras3. La incidencia utilizada
como punto de corte hace que en este grupo se incluyan procesos relativamente conocidos y otros no, que serían las “enfermedades raras, más raras todavía”. 

En el primer grupo hay muchas enfermedades presentes en diversas cintas, pero al ser conocidas por el personal sanitario, la utilización del cine, en un proceso enseñanza/aprendizaje, tiene menos interés, que sin lugar a dudas lo tiene, que en las raras muy infrecuentes.

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